Cómo es la calle ideal para caminantes de 10 años

Los chavales de 4º de Primaria del colegio Amador de los Ríos han aprovechado que tienen en el centro la exposición de "Caperucita camina sola" para realizar una dinámica sobre su relación con la ciudad.

Exposición "Caperucita camina sola" en el CEIP Amador de los Ríos
Exposición "Caperucita camina sola" en el CEIP Amador de los Ríos

La exposición, disponible para autoedición en el banco de recursos del CENEAM, se refiere a este aspecto y dedica un papel muy importante al camino escolar como ámbito para desarrollar la autonomía infantil y realizar actuaciones de mejora urbana.

Uno de sus objetivos es invertir la tendencia que refleja uno de sus paneles que muestra cómo ha descendido drásticamente en las últimas décadas la cantidad de niños que acuden solos al colegio.

Tabla comparativa de la exposición "Caperucita camina sola"
Comparativa entre datos de 1971 y 1990 sobre autonomía infantil en el camino escolar

La actividad que realizaron después los alumnos consistió en definir cómo es para ellos una calle ideal para pasear. Analizaron qué cuestiones les son agradables y cuáles desagradables sobre distintos capítulos y las respuestas se recogieron en esta tabla, en la que las cifras entre paréntesis reflejan el número de veces que se repetía cada una.

Resultados de la dinámica sobre "cómo es una calle para pasear"
Resultados de la dinámica sobre "cómo es una calle para pasear"

Lo que menos les gusta son los coches, el ruido y la suciedad, repartida entre basura y residuos caninos... y ¡los ladrones! En el extremo contrario, como contrapunto a esto que les hace la calle desagradable e insegura, lo que mejor valoración tiene son las zonas ajardinadas, las fuentes y los semáforos. Frente a la velocidad, los humos y el ruido del tráfico, los niños prefieren la tranquilidad de los parques o de los viandantes y todo lo que le supone un freno al coche: los semáforos, los bolardos, la gente, el carril bici... Curiosamente, ninguna de las respuestas tuvo relación con los edificios o los comercios que les rodean por la calle. Su preocupación o su percepción se centra en el espacio "disponible", aquel sobre el que se puede actuar o en el que se puede interactuar.

Con esta dinámica, los chicos se plantean la ciudad como algo que les pertenece, sobre lo que no sólo pueden opinar sino que sean conscientes de que ellos mismos pueden contribuir a cuidar y mantener en buen estado. 


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