Muy utilizada en el proyecto STARS y en cualquier Camino Seguro Escolar, la araña de movilidad consiste en un mapa del entorno que recoge los itinerarios que siguen, en este caso, los alumnos para acudir cada día a clase. El mapa debe distinguir el modo de transporte en que se realiza el recorrido. Generalmente se utiliza para identificar las rutas a pie o en bici, y así poder organizar pedibuses y bicibuses, pero también es muy útil para organizar un coche compartido o incluso el “transporte público compartido”.
La araña de movilidad se basa en que entre un grupo más o menos grande de alumnos que confluye en el mismo destino a las mismas horas, es fácil descubrir coincidencias y aprovecharlas.
En el ejemplo de la imagen, realizado hace unos años por el Ayuntamiento de Madrid en el Colegio Ignacio Zuloaga, se reflejaban las rutas a pie de todos los alumnos, mostrando por colores la concentración de coincidencias, cada vez mayor según nos aproximamos al centro. Figuraban también las paradas de autobús y metro.
Se puede aprovechar, por ejemplo, para proponer que vengan juntos a un grupo que viene de la misma zona y, quizá, donde antes teníamos cuatro adultos acompañando a cuatro niños, ahora podemos tener un adulto con cuatro niños que vienen jugando o charlando (¡anda, un pedibús!). El beneficio para la ciudad es más evidente cuando en el supuesto antes eran cuatro coches y ahora es sólo uno (¡coche compartido!)… o ninguno, pero para los niños hay beneficio en cualquier caso (primeras nociones de autonomía infantil con Francesco Tonucci).
Las variantes son muchas dependiendo del modo de transporte habitual, de la edad de los chavales y de la implicación de los padres: preadolescentes que por separado no usan el transporte público pero sí lo harían en grupo (puede parecer una perogrullada hablar de compartir el transporte público pero en este contexto se debiera entender), padres que se animan a pedalear con sus hijos con la seguridad que les da un grupo (el bicibús), incluso se conocen casos de niños caminando solos por la calle (¡socorro!).
Estas arañas se pueden utilizar también para descubrir que la mayoría de los alumnos utiliza, por ejemplo, dos rutas principalmente para llegar al colegio. Una “salida de campo” puede proponer analizar estas calles para identificar si el camino es agradable, seguro, divertido, etc. y recoger todo en un informe para proponer al ayuntamiento algunas mejoras: un nuevo paso de cebra, un arreglo en la acera, más bancos o la poda de unos setos que impiden el paso o la visión de los niños.
En este otro ejemplo, del IES Juan de la Cierva, se reflejan las rutas a pie, en coche o en transporte público y está más enfocado a este tipo de diagnóstico para la mejora del entorno.
Otros beneficios
Elaborar una araña de movilidad en clase permite además iniciar una reflexión con los alumnos sobre la movilidad y hacerles partícipes del diagnóstico. El tema se puede abordar desde distintas asignaturas ya que, además de la elaboración del mapa y según el enfoque que se quiera dar, permite calcular estadísticas, realizar gráficas y tablas, hacer redacciones, elaborar resúmenes, esquemas, presentaciones, carteles para organizar grupos… todo alrededor de una cuestión que, al afectar directamente a los chicos, les puede resultar atractiva a la vez que les educa en la sensatez y les fomenta el trabajo en equipo.
También son extensibles los beneficios a las familias, que pueden colaborar en su elaboración, o en el diagnóstico del entorno y, por supuesto, en la organización de rutas compartidas en cualquiera de las modalidades vistas. Además de reforzar su papel en la educación de sus hijos, pueden aprender de ellos y con ellos que las ciudades y sus ciudadanos tenemos un reto importante con la movilidad y con nosotros mismos.
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